miércoles, 18 de febrero de 2009

Decir amigo, Joan Manuel Serrat

Decir amigo es decir juegos, escuela, calle y niñez. Gorriones presos de un mismo viento tras un olor de mujer. Decir amigo es decir vino, guitarra, trago y canción furcias y broncas. Y en Los Tres Pinos una novia pa' los dos. Decir amigo me trae del barrio luz de domingo y deja en los labios gusto a mistela y a natillas con canela. Decir amigo es decir aula, laboratorio y bedel. Billar y cine. Siesta en Las Ramblas y alemanas al clavel. Decir amigo es decir tienda, botas, charnaque y fusil. Y los domingos, a pelear hembras entre Salou y Cambrils. Decir amigo no se hace extraño cuando se tiene sed de veinte años y pocas 'pelas'. Y el alma sin mediasuelas. Decir amigo es decir lejos y antes fue decir adiós. Y ayer y siempre lo tuyo nuestro y lo mío de los dos. Decir amigo se me figura que decir amigo es decir ternura. Dios y mi canto saben a quien nombro tanto.

martes, 17 de febrero de 2009

El hombre del piano


Esta es la historia de un sábado,
de no importa que mes,
y de un hombre sentado al piano
de no importa que viejo café.

Toma el vaso y le tiemblan las manos,
apestando entre humo y sudor,
y se agarra a su tabla de naufrago,
volviendo a su eterna canción.

Toca otra vez, viejo perdedor,
haces que me sienta bien,
es tan triste la noche en que tu canción
sabe a derrota y a miel.

Cada vez que el espejo en la pared
le devuelve más joven la piel,
se le encienden los ojos y su niñez
viene a tocar junto a él.

Pero siempre hay borrachos con babas,
que le recuerdan quien fue,
el más joven maestro al piano
vencido por una mujer.

Ella siempre temió echar raíces,
que pudieran sus alas cortar
y en las jaula metida, la vida se le iba
y quizo sus fuerzas probar.

No lamenta que de malos pasos,
aunque nunca desea su mal,
pero a ratos con furia golpea el piano
y hay algunos que le han visto llorar.

Toca otra vez, viejo perdedor,
haces que me sienta bien,
es tan triste la noche en que tu canción
sabe a derrota y a miel.

El micrófono huele a cerveza
y el calor se podría tocar,
solitarios oscuros, buscando pareja,
apurándose un sábado más.

Hay un hombre aferrado a un piano
la emoción empapada en alcohol,
y una voz que le dice: "pareces cansado,
y aún, no ha salido ni el sol".

Toca otra vez, viejo perdedor,
haces que me sienta bien,
es tan triste la noche en que tu canción
sabe a derrota y a miel.

lunes, 16 de febrero de 2009

Biografía de Jacqueline Du Pré
















Nacida en una familia culta, Jacqueline du Pré era la más joven de los niños. Ella tenía 4 años cuando escuchó el violoncello por primera vez, en la radio. A partir de ese instante el sonido del instrumento jamas la dejaría. Ella comenzó a tomar lecciones de música con su madre Iris du Pré. Dos años más tarde, empezaría a recibir lecciones en Londres, compitiendo musicalmente con su hermana. A los diez años gana un premio en una competición internacional, y a los doce realiza su primer concierto en la BBC de Londres.
Estudia con
William Pleeth en la Guildhall School of Music and Drama en Londres, con Paul Tortelier en París, con Rostropovich en Rusia y con Casals en Suiza.
Durante toda su carrera, du Pré tocaría junto con orquestas y solistas prestigiosos. En particular su interpretación del concierto para cello de
Elgar junto a la Orquesta Sinfónica de Londres bajo la dirección de John Barbirolli en 1965. Para esta interpretación ella usó un Stradivarius denominado Davidov de 1712 que le fue ofrecido por su madrina y admiradora Ismena Holland.
Su amistad con los músicos
Itzhak Perlman, Zubin Mehta y Pinchas Zukerman y su matrimonio con Daniel Barenboim, inspiró un filme de Christopher Nupen. Los cinco se denominaban a ellos mismos como la mafia musicale juive. En la navidad de 1966, Jaqueline conoce a Daniel Barenboim, un año después se casan. Ella tuvo que convertirse al judaísmo para casarse. Su matrimonio fue una de las relaciones más fructuosas de la historia musical comparándose ciertamente con la de Clara y Robert Schumann. Se pueden constatar en los numerosos conciertos que dieron con Barenboim al piano o en la dirección orquestal.
La hermana de Jacqueline, Hilary, se casó con el director orquestal Christopher "Kiffer" Finzi, con el que Jacqueline tuvo una relación sentimental. Según Hilary y su hermano Piers, en su libro Un genio en la familia, del cual Anand Tucker se basó para realizar el filme
Hilary y Jackie. Esta relación fue llevada con el consentimiento de Hilary, a manera de poder ayudar a Jacqueline, que en ese entonces estaba deprimida y tenía comportamientos suicidas. En 1999, los hijos de Kiffer y Hilary criticaron públicamente el comportamiento de su madre y presentaron una versión diferente a los hechos, según la cual su padre sedujo a su tía en un momento vulnerable con el fin de adular su propio ego.
En 1971, las capacidades de interpretación de Jacqueline mermaron irreversiblemente cuando la artista empezó a perder la sensibilidad y movilidad de sus dedos teniendo que detener abruptamente su carrera. Afectada por la
esclerosis múltiple, enfermedad que la conduciría a su muerte en Londres el 19 de octubre de 1987 a la edad de 42 años. Barenboim estaba con ella cuando murió. Dejó su violoncello Davidov Stradivarius a Yo Yo Ma.
En el transcurso de los últimos años de la vida de Jacqueline, Barenboim se instaló en
París con la pianista Elena Baskirova con quien se casó en 1988 y tuvieron dos hijos David y Michael.

Memory


Midnight

Not a sound from the pavement

Has the moon lost her memory?

She is smiling alone

In the lamplight, the withered leaves collect at my feet

And the wind begins to moan


Memory

All alone in the moonlight

I can smile at the old days

I was beautiful then

I remember the time I knew what happiness was

Let the memory live again


Every streetlamp seems to beat a fatalistic warning

Someone mutters, and a streetlamp gutters,

And soon it will be morning.


Daylight

I must wait for the sunrise

And I mustn't give in.

When the dawn comes, tonight will be a memory too

And a new day will begin


Burnt out ends of smokey days

The stale cold smell of morning

The streetlamp dies, another night is over

Another day is dawning...


Touch me!

It's so easy to leave me

All alone with the memory

Of my days in the sun...

If you touch me, you'll understand what happiness is

Look! A new day has begun

domingo, 15 de febrero de 2009

No importa la distancia




Una vez soñe

Que en algun lugar

Yo podria ser alguien

Si lograse amar



Y tambien soñe

Que si he de triunfar

Mi orgullo aferrado

Tendre que superar



Un dia llegare

No importa la distancia

El rumbo encontrare

Y tendre valor



Paso a paso ire

Y persistire

A cualquier distancia

Yo el amor alcanzare



Una vez te vi

Era todo irreal

Y aunque fuese un sueno

Te sentia junto a mi



Se que estas ahi

Que te encontrare

Aunque tarde una vida

Yo jamas renunciare



Un dia llegare.....



Mas alla de toda gloria

Del orgullo y el valor

El poder de un heroe

Esta en su corazon



Un dia llegare

No importa la distancia

Junto a ti estare

Con tu resplandor



Paso a paso ire

Y persistire

A cualquier distancia

Yo tu vida y tu amor tendre.

No llores si me amas

No llores si me amas,

Si conocieras el don de Dios y lo que es el cielo!


Si pudieras oír el cántico de los ángeles

y verme en medio de ellos!

Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos; los horizontes, los

campos

y los nuevos senderos que atravieso!


Si por un instante pudieras contemplar como yo,

la belleza ante la cual las bellezas palidecen!

Cómo!...¿Tu me has visto,

me has amado en el país de las sombras

y no te resignas a verme y

amarme en el país de las inmutables realidades?


Créeme.

Cuando la muerte venga a romper las ligaduras

como ha roto las que a mí me encadenaban,

cuando llegue un día que Dios ha fijado y conoce,

y tu alma venga a este cielo en que te ha precedido la mía,

ese día volverás a verme,

sentirás que te sigo amando,

que te amé, y encontrarás mi corazón

con todas sus ternuras purificadas.


Volverás a verme en transfiguración, en éxtasis, feliz!

ya no esperando la muerte, sino avanzando contigo,que te llevaré de la mano por

senderos nuevos de Luz...y de Vida...

Enjuga tu llanto y no llores si me amas!


San Agustín

El Edén


Es la esencia de una humanidad
Que no vive, pero viva esta.
Esperanzas de un tiempo que fue.
Añoranzas con color pastel.

Viejos tules que te envolverán,
Junto a espejos que reflejaran
Las neblinas de la eternidad,
Que te brindan su inmortalidad.
Podrás compartir algo celestial,
Y el placer que da no saber de hoy,
Que las horas van, sin haber reloj,
Que la noche esta muy llena de sol,
Bienvenidos... a nuestro Edén.

16/02/09

Tendrá el mar la imagen de quién lo atraviesa?
Tendrá acaso el mar sonidos que sólo él recuerda?
Sabrá del dolor de quienes su vida en él dejan?
Tan inmenso, y tan sólo él está!

Quién llorará, acaso, por una tormenta?
De dónde vendrán las olas que a él lo desvelan?
Podrá entender los sueños que inspira su fuerza?
Tan inmenso, y tan sólo él está!

Tal vez, al partir, no vuelva yo aquí!
Y el mar, esta vez, me reclame!

Arriesgo morir, al ir hacia a ti!
Mas sin ti, para mí nada vale!

Sabemos que un día, quizá,
a embarcar no vuelva, y el mar dirá:
El precio es así! Un día reír!
Y otro llorar por amarme!
Tendrá el mar la imagen de quién lo atraviesa? Tendrá el mar… !
Tendrá acaso el mar sonidos que sólo él recuerda?
Sabrá del dolor de quienes su vida en él dejan?
Tan inmenso, y tan sólo él está!
Podrá compartir con alguien de tanta riqueza?
A quién contará secretos que guardan sus penas?
Lo mismo cantar a dúo con una sirena!
Tan inmenso, y tan sólo él está!
Tan inmenso y tan sólo, tan sólo él está!

martes, 10 de febrero de 2009

L'hymne a l'amour - Edith Piaf

Le ciel bleu sur nous peut s'effondrer
Et la terre peut bien s'écrouler
Peu m'importe si tu m'aimes
Je me fous du monde entier
Tant qu'l'amour inond'ra mes matins
Tant que mon corps frémira sous tes mains
Peu m'importe les problèmes
Mon amour puisque tu m'aimes
J'irais jusqu'au bout du monde
Je me ferais teindre en blonde
Si tu me le demandais
J'irais décrocher la lune
J'irais voler la fortune
Si tu me le demandais
Je renierais ma patrie
Je renierais mes amis
Si tu me le demandais
On peut bien rire de moi
Je ferais n'importe quoi
Si tu me le demandais
Si un jour la vie t'arrache à moi
Si tu meurs que tu sois loin de moi
Peu m'importe si tu m'aimes
Car moi je mourrais aussi
Nous aurons pour nous l'éternité
Dans le bleu de toute l'immensité
Dans le ciel plus de problèmes
Mon amour crois-tu qu'on s'aime
Dieu réunit ceux qui s'aiment

domingo, 8 de febrero de 2009

Edith Piaf


Edith Piaf nace debajo de una farola frente al número 72 de la rue de Belleville en París, de padre acróbata, Louis Alphonse Gassion (nacido en Castillon en la región de Calvados en Normandía el 10 de mayo de 1881) y de madre cantante ambulante, Annetta Maillard (1895-1945), de origen italo-argelino.
Siendo pequeña, su madre, demasiado pobre como para criarla, la confía a su abuela materna, Aïcha Saïd Ben Mohammed (
1876-1930) originaria de Cabilia, quien a su vez la entrega a su padre, a punto éste de ir al frente en la Primera Guerra Mundial. Él la deja con su abuela paterna (que regenta una casa de prostitución en Bernay, Normandía) donde Édith es criada por las prostitutas de la casa.
Al finalizar la
Primera Guerra Mundial, su padre vuelve del frente y la lleva consigo a vivir la vida de los artistas de los pequeños circos itinerantes, y luego la del artista ambulante, independiente y miserable. Édith revela su talento y su excepcional voz en las canciones populares que canta en las calles junto a su padre, tal como su madre lo hacía.
En
1933, a los 17 años, tiene una hija con su amante Louis Dupont, llamada Marcelle, que desgraciadamente muere de meningitis a los dos años de edad, en 1935.
Su autobiografía se titula Au bal du chance.



En 1935, es descubierta en la calle por Louis Leplée, gerente de un cabaret de moda, el Gerny's, situado en la Avenida de los Campos Elíseos. La invita a presentarse con el nombre artístico de la niña Gorrión ("la Môme Piaf") debido a que era de pequeña estatura (1.47 m) como un gorrión. Sus presentaciones fueron todo un éxito, y su talento y su voz extraordinarios son destacados, entre otros, por el compositor Raymond Asso y su futura fiel amiga Marguerite Monnot, compositora y pianista virtuosa, quien la acompañará durante toda su carrera y compondrá para ella la música de Mon légionnaire, Hymne à l'amour, Milord (canción) y Amants d'un jour.
Firma un contrato con
Polydor y graba su primer disco en 1936: les Mômes de la cloche ("los niños de la campana"; cloche, en argot, es el nombre genérico de los mendigos parisinos). Ello la convierte en un éxito mediático de forma inmediata. Pero en abril de ese año Louis Leplée es asesinado en su domicilio. Esto revela que él formaba parte de los bajos fondos del barrio parisino de Pigalle, lo que precipita a Édith al centro del escándalo y el linchamiento mediático, y la envía nuevamente al lugar de donde vino: la calle y los pequeños cabarets miserables.
Vuelve a tomar contacto con el compositor
Raymond Asso (autor de Mon légionnaire y Le Fanion de la Légion, creadas por Marie Dubas en 1935, que Piaf retoma a inicios de 1937). Asso se convierte en su Pygmalion y amante, y la prepara para ser una cantante profesional del Music-Hall.



En marzo de 1937, Édith debuta en el music-hall en el teatro ABC de París. Se convierte inmediatamente en una estrella de la canción francesa, adorada por el público y difundida por la radio.
En
1940 se presenta con éxito en la obra teatral Le Bel Indifférent, que Jean Cocteau escribió para ella. También comienza una carrera cinematográfica con la película Montmartre sur Seine, de Georges Lacombe.
En la primavera de
1944 se presenta en el Moulin Rouge, donde el joven cantante de Music-Hall Yves Montand forma parte importante del espectáculo. Se produce un flechazo entre los dos artistas y Édith Piaf, ya célebre y adulada devoradora de hombres, se propone iniciar a su nuevo amante en los trucos del oficio y de la vida de artista. Lo presenta a las personas más importantes de la época en el mundo del espectáculo: Joseph Kosma, Henri Crolla, Loulou Gasté, Jean Guigo, Henri Contet, Louiguy, Marguerite Monnot, Bob Castella, Francis Lemarque...
Durante la guerra, Edith Piaf cantaba en los clubes y music-halls, en donde conoció a su contemporánea alemana
Ilona Hesse, y ayudaba a los prisioneros a escapar. Tras la guerra, en 1945, escribe la letra de La vida en rosa, su canción más célebre, que interpreta en la Comédie-Française.
Yves Montand, por su parte, se convierte en una estrella del music-hall. Montand debuta en el cine junto a Édith Piaf en Étoile sans lumière, para luego obtener su primer papel protagonista en Les portes de la nuit de Marcel Carné. Ambos parten en gira el año 1946, en el cual se separan



En 1948, mientras está en una gira triunfal por Nueva York, vive la historia de amor más grande de su vida con un boxeador francés de origen argelino, Marcel Cerdan, quien ganó el campeonato mundial de peso medio el 21 de septiembre de 1948 y murió en un accidente de avión el 28 de octubre de 1949 en el vuelo de París a Nueva York en el que viajaba para ir a su encuentro. Abatida por el sufrimiento, Édith Piaf se vuelve adicta a la morfina. Ella cantó su gran éxito Hymne à l'amour en su memoria y, además, este noviazgo originó la película Édith et Marcel.
Aparte del mencionado, son varios los romances de Edith Piaf. Los más conocidos fueron con
Marlon Brando, Yves Montand, Charles Aznavour, Théo Sarapo y Georges Moustaki.
En
1951, el joven cantautor Charles Aznavour se convierte en su secretario, asistente, chófer y confidente.
El
29 de julio de 1952 se casa con el célebre cantante francés Jacques Pills, según el testimonio de la actriz Marlene Dietrich. Se divorcian en 1956.
Comienza una historia de amor con
Georges Moustaki ("Jo"), a quien Edith lanza a la canción. A su lado tuvo un grave accidente automovilístico el año 1958, lo que empeora su ya deteriorado estado de salud y su dependencia de la morfina.



Edith se convierte también en una especie de icono parisino y en la musa de los existencialistas. En la década de 1950, Piaf era famosa en muchos países. El público norteamericano la consagró en 1956 en el Carnegie Hall de Nueva York, al que regresó con frecuencia, tras iniciar ese mismo año una cura de desintoxicación.
En
1958 graba la canción Milord, que se convertirá en uno de sus enormes éxitos mundiales.



En 1959, Édith se desploma en escena durante una gira en Nueva York. Tuvo que soportar numerosas operaciones quirúrgicas. Volvió a París en un penoso estado de salud.
En
1961, Édith Piaf, a petición de Bruno Coquatrix, ofrece una serie de conciertos, tal vez los más memorables y emotivos de su carrera, en el Olympia de París, local que estaba bajo amenaza de desaparecer por problemas financieros. Es en ése, su salón de espectáculos favorito, en donde interpreta la canción Non, je ne regrette rien, canción que, compuesta para ella por Charles Dumont, se adapta perfectamente a su persona. Con ello salva al Olympia.
A esas alturas, estaba muy enferma para tenerse en pie, y se mueve y canta sólo con importantes dosis de
morfina.
El
9 de octubre de 1962, a los 46 años de edad, hastiada, enferma y adicta, se casa con Théo Sarapo, cantante joven y apuesto de 26 años, y declara que tiene la impresión de que es como un hijo que cuida a su anciana madre enferma. Cantan a dúo, entre otras, ¿De qué sirve el amor?.
A principios del año
1963, Édith graba su última canción L'Homme de Berlin.

El
10 de octubre de 1963, Édith Piaf fallece en Plascassier a los 47 años de edad, por causa de la cirrosis. El transporte de sus restos mortales fue organizado de forma clandestina.
Su fallecimiento fue anunciado oficialmente el
11 de octubre, el mismo día en que muere su amigo el cineasta Jean Cocteau. Su entierro tiene lugar en el cementerio Père Lachaise, en París, con el homenaje de una inmensa multitud de admiradores. Charles Aznavour declaró que desde la Segunda Guerra Mundial no se había detenido de esa manera el tráfico de toda la ciudad.
Se dice que
Jean Cocteau (con el cual Édith mantenía en ese entonces una asidua correspondencia) fallece al enterarse de su muerte. Pero es posible que ella haya fallecido en realidad un día antes y que adrede se haya cambiado la fecha de su fallecimiento, precisamente para poder confirmar esa versión.
Su último marido,
Théo Sarapo, muerto en un accidente automovilístico en 1970, es enterrado con ella en la misma tumba.
De extraordinaria personalidad, Édith Piaf sigue siendo una de las cantantes francesas más conocidas en el mundo. Además, dio a conocer con gran éxito a muchos cantantes franceses.
El
Museo Edith Piaf, dedicado a su memoria, se encuentra en la calle Crespin du Gast, en el distrito XI de París.



Piece of Heaven

Here, in this place
Where lovers embrace
Answers are revealed
All mysteries undone
When two become one
No secrets to conceal
Are there words
That could explain
This hint of paradise
In the profane?
Chorus:
This little piece of heaven
You know I feel it every time we kiss
Whenever we're together
A little piece of heaven
Is dancing on our fingertips
Reach out and touch it
Bodies entwined
All notions of time
And space disappear
I look in you eyes
There's nothing to hide
No reason to fear
This little piece of heaven
You know I feel it every time we kiss
Whenever we're together
A little piece of heaven
Is dancing on our fingertips
visions we share
Emotions so rare
Never seen before
We're lost in a dream
Somewhere in between
The earth and heaven's door
As the night
Turns into day
Feel the impossible
Fading away
This little piece of heaven
You know I feel it every time we kiss
Whenever we're together
A little piece of heaven
Is dancing on our fingertips
This little piece of heaven
I really feel it every time we kiss
Whenever we're together
A little piece of heaven
Is dancing on our fingertips
I can almost taste it

"La tristeza"

Fragmento del capítulo XXIII del libro "Los ojos del perro siberiano" de Antonio Santa Ana.

"Quizás la adolescencia sea en sí una etapa triste. El dolor de dejar atrás la niñez para convertirse en algo que ya somos (hombres, mujeres) sólo virtualmente. Realmente, no lo sé.
Lo que sé es que la tristeza de ellos iba y venía; la mía parecía estar cosida a mis pies. Como una carga de siglos sobre mi espalda.
En las reuniones ellos reían y se divertían, yo en cambio me quedaba en un rincón, con un aire perdido, como si no supiera divertirme. Como si no supiera cómo pasarla bien.
La tristeza."

Escrito de la Madre Teresa de Calcuta.

¿El día más bello? Hoy
¿El obstáculo más grande? El miedo
¿La cosa más fácil? El equivocarse
¿El Mayor error? Abandonarse
¿La raíz de todos los males? El egoísmo
¿La distracción más bella? El trabajo
¿La peor derrota? El desaliento
¿Los mejores profesores? Los niños
¿La primera necesidad? Comunicarse
¿Lo que más feliz nos hace? Ser útil a los demás
¿El misterio más grande? La muerte
¿El peor defecto? El mar humor
¿La persona más peligrosa? La mentirosa
¿El sentimiento más ruin? El rencor
¿El regalo más bello? El perdón
¿Lo más imprescindible? El hogar
¿La ruta más rápida? El camino correcto
¿La sensación más grata? La paz interior
¿El resguardo más eficaz? La sonrisa
¿El mejor remedio? El optimismo
¿La mayor satisfacción? El deber cumplido
¿Las personas más necesarias? Los padres
¿La cosa más bella del mundo? El AMOR

sábado, 7 de febrero de 2009

Perfectamente Maravillosa

El texto que les dejo a continuación, es un relato que escribí para participar de un concurso de literatura el año pasado. El relato tiene su base en una conocida obra musical. Lo escribí tratando de no dar nombres y tratando de que la inspiración no fuese tan explícita. Aquí les dejo un texto mío, que me dejó más que satisfecho al terminarlo. Lo malo es que no ganó el concurso. Pero lo disfruté mucho.

Perfectamente maravillosa

“¡El tiempo vuela entre cuna y cajón, ese es el ABC!”, eso fue lo que me quedó en la mente desde que la vi parada en aquel pequeño escenario, mucho tiempo atrás. Cuando la vi cantando aquellas canciones, ricas en sentimientos, supe que ella sería perfecta. Gracias al amigo que conocí al llegar a ese país, hoy puedo escribir sobre ella y contar acerca de lo que sucedió con ella en ese lugar. -Estoy aquí hace una eternidad –recuerdo que me dijo con su voz tan particular, una voz que, con mis largos años y mis antiguas experiencias, aún hoy puedo reconocer.
-¿Una eternidad de cuánto? –le pregunté. Y ella me contestó, con su voz cansada:
-Una eternidad de tres meses –y supe que ella era la indicada. Luego de esa respuesta, le pedí que tomara un trago conmigo. Me contó que su trago favorito era uno llamado ‘Ostras de la pradera’. Pedí dos y al cabo de media hora los dos ya sabíamos mucho acerca del otro. Hacia la una de la madrugada me dijo:
-Discúlpame, pero en unos minutos tengo que volver al escenario. Termino y continuamos, ¿vale? –y se fue, dejándome allí con los dos tragos, uno a medio tomar y el otro ya tomado. Al rato la presentan, supe su nombre al fin, y comenzó a moverse con una silla como compañera al compás de la orquesta. En ese momento no supe decidir acerca de quién era mas grande, si ella o el escenario. Actuó durante cinco o seis minutos y desapareció por media hora. Luego de esperar sin éxito decidí irme. Entonces alguien se me acerca y me dice que Fräulein “algo” pide que me quede un rato más. Y así lo hice. Me senté a esperar sentado a la mesa, esperando a la misteriosa Fräulein. Apenas unos minutos mas tarde, aparece ella y se sienta junto a mí. La felicité por su magnífica actuación y me dijo que el Herr del cual hablaba era yo. Quedé atónito con ese comentario y me propuso volver a verla al día siguiente. Le dije que no prometía nada, pero que haría lo posible. Me insistió y no tuve mas remedio que decir que sí. Contenta por mi respuesta, mi querida artista se levantó, besé su mano y la vi cerrar la puerta con el cartel que decía “Privado” tras ella.
Ese primer día en ese país aún lo recuerdo como si hubiese sido ayer. Es una lástima que nuestra relación se haya terminado de esa manera tan abrupta. Fue doloroso para los dos, pero no hubo otra solución. Ella decidió quedarse allí y volver a su antiguo trabajo y yo decidí volver a mi país. Pero la acompañé a su trabajo para ver su última interpretación. Había prometido no trabajar más en ese lugar luego de hacer lo que hizo. Prometió hablar con un tal Max para dejar de trabajar ahí. Nunca supe que si habló o no. Pero sé que fue su última función. Allí la escuche decir cosas acerca de algo que quizás en ese momento podría haber sido, acerca de que no le tenían que contar a su mamá, y algo acerca de mí que yo ya había escuchado. Pero concluyó su carrera artística en ese lugar cantando algo que aún hoy me queda grabado en la memoria. Nunca olvidaré ese número. Fue el más sincero que interpretó desde que la conocí. Dijo muchas verdades en esas pocas estrofas y realmente, sentí que ella era la indicada. Pero me resigné a perderla en ese momento.
Junto a mi amigo Ernst concurrimos a un evento que se celebraba en el lugar de trabajo de ella. Nos encontramos los tres y bebimos juntos hasta el fin del evento, ya muy avanzada la noche. Luego de eso, mi amigo nos llevó a mi artista y a mí hasta la puerta del hotel. Una vez adentro se nos complicó encontrar la habitación pues era tal el estado en el que estábamos que no podíamos hacer mucho y perdíamos un poco la cordura. Nos acostamos a fumar un cigarrillo y después de eso no recuerdo más nada. Solamente recuerdo que al despertar a la mañana, estaba acostado y con ella a mi lado, abrazándome. Nunca pude saber qué fue exactamente lo que sucedió, pero favoreció mi relación con mi artista.
A mitad de semana la dueña del hotel nos invitó, a mí y a mi dama compañera, a su boda con el dueño de la verdulería que proveía al hotel de frutas y verduras. Encantados aceptamos la invitación y a la semana de eso, nos encontrábamos en un predio alejado de la ciudad festejando la unión de la hermosa pareja. Allí nos encontramos con Ernst, mi amigo, y nos contó acerca de su relación con la dueña del hotel. Nos dijo que era un amigo de hacía ya varios años y que ella le hacía el favor de guardarle cosas en el hotel y el le pagaba por ello, y que también él le enviaba inquilinos nuevos. Yo era uno de esos inquilinos. Durante el festejo de la unión llegó Fräulein Kost al predio y fue presentada como una de las principales inquilinas del hotel de la señora. Confieso que en mi estadía en el hotel nunca había visto a Madame Kost por los pasillos o en la sala de estar. Según mi artista, era una mujer completamente silenciosa, hasta cuando llevaba a algún caballero a su habitación. En ese momento supe el porqué de la fluida entrada y salida de caballeros del hotel. A pesar de todo, Fräulein Kost no parecía ser lo que todo el mundo comentaba. Parecía una señora de la alta sociedad, correcta, vestida muy elegante, perfectamente ataviada e impecable. No era como mi artista. Ella se vestía con ropas estrambóticas, coloridas, ligeras, adecuadas para el estilo de vida que llevaba.
Ernst pasó a ser un hombre detestable desde que mostró su cinta en su brazo izquierdo y desde que demostró su desprecio hacia el marido de la dueña del hotel. Me vi obligado a seguir sociabilizando con Ernst porque él era el único medio por el cual yo podía conseguir dinero, además de mis pobres clases de inglés. Cada vez menos alumnos venían a tomar clases y cada vez más se agrandaba mi deuda con la dueña del hotel. Pero gracias a mi artista no perdí mi habitación. Ella supo hacer arreglos con la dueña del hotel para que no me exigiera tan rigurosamente el pago del alquiler. Mis problemas económicos eran cada vez mas grandes y no encontraba trabajo fácil. Todos los empleadores pedían como requisitos para poder trabajar ser de ese país o hablar bien el idioma y ser católico. Yo era católico, no practicante, pero católico al fin. Pero no era del país y apenas si lograba dominar lo necesario del idioma. Entonces apareció Ernst ofreciéndome trabajos que requerían viajes a otro país pero a cambio de eso me pagaba bien. Los marcos necesarios para devolverle a mi artista el favor que ella me hacía con la dueña del hotel.
Por esa época surgió un partido político, liderado por un hombre ridiculizado por el Maestro de Ceremonias del lugar de trabajo de mi dama compañera. Pronto fue ridiculizado en todo el país y por esto decidió instaurar en el país un sistema político nunca antes experimentado. Desde ese día en el país se vivió con miedo. Mi artista no iba tan seguido a trabajar como antes y yo hacía cada vez viajes mas frecuentes. Hasta que un día, volviendo del otro país, me decidí y abrí la valija que debía llevar hasta el domicilio de Ernst. Dentro de la maleta había armas de fuego con sus respectivas cajas de balas. Y yo decía que eran perfumes importados de la gran capital del perfume. Me sentí usado por Ernst. Usado por el partido y usado por el líder ridiculizado. Al llegar al país, le llevé la valija a Ernst y le aclaré que no haría nunca más trabajos como ese. A los días, Herr Ludwig, así era llamado en el hotel, se presentó para hablar con la dueña del hotel. Charlaron durante poco más de una hora y Ludwig se fue. Yo me acerqué a la dueña del hotel, quien se secaba las lágrimas de la cara con su pañuelo.
-Madame, ¿está bien? –le pregunté y ella levantó su cabeza, me miró y me dijo:
-No…Herr Ludwig…Herr Ludwig me acaba de decir… -me comenzó a decir y el llanto se apoderó de ella.
-¿Qué le dijo Herr Ludwig, Madame?¿Qué le dijo? –le pregunté, esperando una respuesta más que obvia.
-Me dijo que mi matrimonio no es aconsejable. Me dijo que si no me separo de mi esposo, sufriré las consecuencias de haberme casado con…con…con un judio.
-Pero, Madame, ¿usted sabía que su marido es judío?
-Sí, sabía. Pero como en ese momento no sucedía nada, no nos importó. Ahora me doy cuenta. Ahora me doy cuenta…
-Madame, ¿qué mas le dijo Ludwig?
-Me dijo que yo soy de aquí pero que mi marido no.
-Pero si su marido es de aquí, nació aquí.
-Pero ‘ellos’ no se fijan en su nacionalidad, se fijan en su religión. Se fijan en su fe. Y mi marido va contra las reglas. Le agradezco el regalo que nos hicieron usted y su compañera, pero no lo puedo aceptar ahora. Disculpe –eso me dijo y se fue, llorando, hacia su habitación. Yo tomé el frutero de cristal tallado que les habíamos regalado y me lo llevé conmigo a la habitación. Allí estaba mi artista, sentada en la cama y al verme entrar, se levantó, se acercó a mí y me abrazó y me dijo:
-Tengo miedo… tengo miedo… ¿Qué vamos a hacer? –y yo no supe qué contestarle.
Al verla parada, con ese largo micrófono delante suyo, cantando la canción que más me conmovió, sentí que en ese momento se rompía algo. Oírla tan desesperada, gritando, pero conservando su magnífica voz, me hizo darme cuenta de que allí, en ese escenario, estaba quien podría estar a mi lado en este momento en el que ya poco me queda por hacer. Allí decidí finalizar un capítulo de mi historia. Una historia que hoy decidí retomar para relatarla, ante alguien que no se quién es. Espero que sea ella quien la lea, pero sé que es en extremo difícil que sea ella quien la lea.
Recuerdo que un día nos habíamos quedado con seis marcos entre los dos y no sabíamos qué hacer. A ella todavía no le pagaban en su trabajo y era temporada de vacaciones por lo cual yo no daba clases de inglés y Ernst no me ofrecía ningún trabajo. Sumado a todo esto, la dueña del hotel nos exigía el pago del alquiler de la habitación. Pero entonces, mi artista tuvo una idea rara pero eficaz. Decidió que en uno de sus números musicales iría mesa por mesa pidiendo dinero a los clientes por haber visto tal espectacular número musical. Todos los presentes ese día le dieron considerables sumas de dinero y con eso pudimos pagar el alquiler y sobrevivir un mes más en la ciudad. Juntos concordamos en hacer eso una vez al mes. Gracias a la magnifica idea de mi artista pudimos vivir lo bastante bien en una ciudad que poco a poco iba siendo invadida por las fuerzas del líder ridiculizado.
Una noche, en el lugar de trabajo de ella, tuve el placer de conocer al Maestro de Ceremonias. Hablando acerca del líder ridiculizado, me dijo:
-Debes aprender muchas cosas sobre vivir para sobrevivir aquí. No es un país fácil éste. Hace años lo era, pero ya no. Mírame a mí, soy alemán pero no lo soy y aquí estoy. Tú ves a los demás como yo, en mis mismas condiciones y están todos encerrados. Yo no. Este trabajo me ha enseñado mucho y me ha enseñado, por sobre todo, a sobrevivir. Yo siendo esto que soy, supe escapar muchas veces de la política y del poder. Siempre me han querido llevar pero nunca lo han logrado. He tenido tal éxito aprendiendo de gente como yo, que hacen las cosas iguales y así terminan, encerrados. Yo hago las cosas distintas, yo las hago con mi arte. Utilizo toda mi experiencia para subsistir en un país alborotado. Se dice que éste tipo de lugares enseñan a morir y no a vivir. Yo te puedo asegurar que no es así. Si sabes cómo permanecer aquí, aquí aprendes a ser una verdadera persona. No es como afuera. Aquí está la verdadera enseñanza. Quédate hoy con nosotros, detrás del escenario y experimenta lo que te digo. Verás que el líder, viendo lo que verás, es un ser completamente nulo –y así lo hice. Esa noche me quedé detrás del escenario y pude vivir esa sensación de estar en otro mundo, donde todo lo bueno pasa, y todo lo que pasa es bueno.
Gracias a esa noche en el lugar de trabajo de mi artista supe que lo que estaba haciendo, protegiéndome, de manera ficticia, de la política, estaba mal. Yo veía a mi compañera, con ese miedo que me había manifestado, pasarla tan bien en ese lugar, que no supe porqué me había dicho que tenía miedo. Ese día comprendí que ella no era una mujer común. Era completamente independiente, orgullosa, brava, osada, valiente, pero por sobre todo, auténtica. Nunca conocí a otra mujer como ella. Ni aún habiendo pasado mas de cuarenta años. Ella siempre fue la mejor, la única, la verdadera mujer a la que amé. Cuando recuerdo su cara, rememoro todas las veces que vi su rostro, maquillado, expresando sentimientos sin parar. Sus piernas, bailando al compás de la música, moviéndose con agilidad. Sus brazos, acompañando sus piernas con la danza, incomparables maravillas. Desde que la vi supe que era la mujer indicada para mí.
Cuando por fin decidí enfrentar la situación por la que estábamos pasando, era tarde. Sumándole que mi relación con mi artista estaba más que avanzada, yo estaba complicadísimo. Ya llevaba en ese país varios meses y mi compañera seguía trabajando en su lugar habitual, cantando y bailando. Fui a verla varias noches y cada vez me sorprendía más. Lograba superar cada vez más su interpretación anterior y lo hacía de una forma perfectamente maravillosa. Cada vez que el líder ridiculizado aparecía sobre el escenario, mi artista y yo recordábamos la vez que me dijo que tenía miedo por lo que pudiese suceder y nos reíamos de eso. Junto al Maestro de Ceremonias, luego de cada función, nos quedábamos hablando y tomando tragos hasta que un día llegó el líder ridiculizado al lugar de trabajo de mi artista. Hombres con cintas en sus brazos izquierdos aparecieron tras él y toda la compañía del lugar corrió a refugiarse mientras que mi artista, el Maestro de Ceremonias y yo nos quedamos en nuestra mesa mirando cómo el Führer caminaba hacia nosotros. Llegó hasta nuestra mesa y preguntó:
-¿Quién es el dueño de este lugar? –mientras que el Maestro de Ceremonias comenzaba a pararse, se abrió la puerta que decía “Privado” y un hombre alto apareció en el umbral.
-Soy yo, Mein Führer –dijo. Era un hombre alto, delgado, de ojos claros y pelo corto oscuro.
-Usted. ¿Max? –le preguntó el líder.
-Sí, yo –contestó el dueño del lugar.
-Quiero ver la función –le ordenó a Max.
-Pero ya ha terminado, Mein Führer –le dijo.
-No me importa, quiero verla –y no dijo más y se sentó en la mesa contigua a la nuestra. Mi artista se fue a preparar para otra función y yo me quedé en la mesa, esperando a que sucediera algo. Luego de que el líder se sentara a la mesa, siento una mano que me toca el hombro izquierdo. Giro mi cabeza y veo que mi amigo me sonreía. Me levanté y lo golpeé en la cara, rompiéndole la nariz. Sus compañeros me agarraron los brazos y uno de ellos comenzó a golpearme en mi abdomen hasta que la voz del líder le ordenó detenerse y que me soltaran. Me sentí protegido por él. Pero me había equivocado. Luego de que la golpiza hubiera acabado, él mismo se acercó a mí y me golpeó el abdomen y luego la cara.
-Así aprenderás a no meterte conmigo, americano imbécil –me dijo, y se fue junto a sus fieles. Yo quedé ahí, golpeado, rodeado de sangre y orgulloso por haberme enfrentado al Gran Líder. Luego de un rato, mi vista comienza a nublarse y lo que recuerdo es gritar el nombre de mi artista.
Desperté y estaba acostado en un sillón bastante cómodo en un lugar que no conocía
-Mira, despertó, querida –oí decir a alguien. Mi vista comenzaba a hacerse nítida.
-¿Estás bien? –me preguntaron.
-S…sí, estoy bien –contesté.
-¿Por qué hiciste eso? ¿No ves que ahora saben que estas en contra de sus ideas?
-Sí, lo sé. Lo hice porque debía hacerlo. Yo sé que estoy en contra de ellos. ¿Tú estás con ellos? –le pregunté, esperando una respuesta satisfactoria.
-No sé.
-Pues, si no estás en contra de todo esto, estás a favor o tal vez te convenga estarlo.
-¿Pero no ves que ellos dominan todo el país, que pronto deberemos adaptarnos a ellos?
-Prefiero morir en lugar de adaptarme a ellos. Me sorprende que tú estés a favor de ellos.
-Yo no dije que estoy a favor o en contra. Simplemente, no lo sé –me dijo y se levantó del sillón. Camino hacia un estante que había en una pared cercana y al darse vuelta vi que había agarrado alcohol y una toalla. Se sienta a mi lado y me dice:
-Es para curarte las heridas. Con ellos o no, estoy a tu lado –y me puso la toalla bañada en alcohol sobre una de mis cejas. Al rato había dejado de tener manchas rojas en mi cara y parecía una persona normal. Gracias a su magnífica atención pude sobrevivir a ese golpe que recibí. Esa atención que tuvo conmigo me demostró que ella, a pesar de sus grandes defectos, era una mujer de buen corazón, con principios nobles y un espíritu incansable e invencible. Sus dotes de artistas le habían compuesto un carácter muy particular. Siempre alegre hasta cuando los motivos escaseaban. Siempre fue una mujer divertida, que iluminaba con su luz cada lugar al cual ingresaba. Eso es algo que nunca podré olvidar de ella.
El día que pasó lo más trágico de nuestra relación, yo me mostré decepcionado por lo que iba a hacer. Me había defraudado. Aún prometiéndome no hacerlo, lo hizo. Es algo que en ese momento y años mas tarde no le perdoné. Pero hoy, muchísimos años mas tarde, estoy dispuesto a perdonarle eso y mucho más.
Un día estábamos los dos, solos, en nuestra habitación del hotel y nos pusimos a fumar y a tomar su trago favorito. Entre muchas cosas, me dijo que me amaba. Era la primera vez que lo hacía. La primera vez luego de tantos meses que me decía lo que yo tanto anhelaba escuchar. La vi convertida en una niña. Una niña a la cual le hacía falta un poco de amor. Una niña de la noche, que luego de tantos desamores por fin encontraba un amor legítimo. Correspondí a esa frase con un abrazo que, sé, nunca olvidaría. Luego de ese abrazo, nos besamos y esa noche, coronamos nuestro amor. Al despertar a la mañana siguiente, ví que no estaba a mi lado. Me levanté y recorrí la habitación y el hotel y no aparecía por ningún lado. Seguí buscándola hasta que la dueña del hotel me dijo que ella había salido temprano hacia no sabía dónde. Me quedé en el hotel esperando a que llegara y así pasó todo el día. Cerca de la noche, la veo entrar. Enojado me dirigí hacia ella y ví en su cara tanta felicidad que el enojo lo olvidé y le pregunté que por qué tanta felicidad.
-Estoy embarazada, querido… Estoy embarazada –me dijo y me abrazó y me besó. Mi felicidad en ese momento fue inmensa.

A la semana de la gran noticia se supo que el líder ridiculizado seguía ascendiendo políticamente. El terror se apoderó del país y la gente comenzó a huir de allí. Yo me contacté con mi familia en América y obtuve por respuesta que en la casa de mis padres había lugar para mi y para mi artista. Pero cuando le propuse ir a América, se negó completamente. Me dijo que el país era su lugar, que allí había logrado ser quien en ese momento era y otras cosas. Se negó rotundamente. Tanto, que tuve que pensar quedarme allí con ella, sabiendo que en América estaría a salvo de lo que se avecinaba en los años posteriores. Con estos sucesos, mi relación con mi artista se fue deteriorando, pero nunca se apagó el amor que había entre los dos.
Días mas tarde, mi artista me dijo que iría a ver al médico porque no quería tener a nuestro hijo. Argumentó ser bastante irresponsable consigo misma y ni hablar de la responsabilidad que requería un hijo. Y dicho eso, se fue a ver al médico. A la hora regresó y dijo que estaba indecisa. A los dos días, durante la tarde, yo regreso del mercado y ella no estaba en el hotel. Me dirigí a la habitación y me recosté en la cama a esperar. Al llegar ella, entró con un paso lento, desabrigada y con cara de dolor. Le pregunté dónde estaba su abrigo de piel y no me contestó. Le reiteré la pregunta y tampoco contestó. En ese momento comprendí todo. Lo único que me dijo fue:
-Perdón…Perdón… -y luego de eso, le crucé la cara. Llorando, se sentó en la cama y yo me dispuse a buscar mi maleta y mi ropa. Metí todas mis pertenencias en la maleta y me fui de la habitación. Ella me demostró ser valiente y que sabía tomar decisiones, pero que hay veces que es mejor equivocarse. Al día siguiente volví al hotel y le exigí que viajara conmigo hacia América. Me dijo que no. Me dijo que hablaría con Max para dejar de trabajar en su lugar de trabajo y que nunca más entraría allí.
A la noche la acompañé hasta su lugar de trabajo para que hablara con Max. Se dirigió hacia la famosa puerta del cartel y la cerró tras ella. Al pasar bastante tiempo, decidí entrar e interrumpir la charla. Pero lo que ví no fue una charla, sino un trato sucio de un sucio dueño de club. Mi artista aspiraba algo de la mesa de Max. Lo golpeé y tomé a mi artista del brazo y la arrastré hasta la puerta. Se soltó y dijo que ella era una mujer de palabra y que cumpliría su trato. Yo le dije que hiciera lo que le plazca, era su vida, no la mía. Veinte minutos más tarde, yo me encontraba sentado a una mesa y viéndola interpretar aquellos cuadros musicales que tanto me habían enamorado antes.
Solamente hubo un cuadro que me sorprendió. El cuadro final. Escuchándola cantar, me di cuenta de muchas cosas. Supe que aún así, con todos sus defectos y virtudes, sus cosas buenas y cosas malas, era la indicada. La ví tan niña, tan mujer, tan señorita, tan adulta. La canción fue puro sentimiento. En ese instante, mientras gritaba, desesperada “¡El tiempo vuela entre cuna y cajón, ese es el ABC!¡La vida es un Cabaret nomás!¡Sólo un Cabaret nomás!¡Y yo amo ese Cabaret!”, supe que ella era una mujer perfectamente maravillosa.
CeBe.